El amor hacia uno mismo, mi señor, no es un pecado tan infame como el autodesprecio.
-W. Shakespeare
-W. Shakespeare
Amarnos a nosotros mismos está vinculado a cuánto sabremos o podremos perdonarnos. Perdonar no significa pasar por alto los hechos, negar que algo haya ocurrido o ser auto indulgente con nuestros errores, sino hacer algo valioso con la ignorancia que provocó el supuesto traspié y que es inherente a la vida humana. Hecha esta aclaración, vale la pena considerar que tal vez la lucha más difícil que tenemos que llevar adelante en nuestras vidas sea la de aceptarnos a nosotros mismos con nuestras imperfecciones y llegar a no torturarnos hasta el infinito cuando cometemos equivocaciones que consideramos pecados.
La pregunta es si deberíamos perdonarnos a nosotros mismos porque consideramos que hicimos algo mal con el objetivo de “dictar sentencia” o para ponernos seriamente a investigar qué, porqué y para qué lo hicimos de modo que accedamos a la oportunidad de no repetir situaciones. Entonces la clave del “auto-perdón” reside en el auto conocimiento.