EL DUELO

El duelo se puede enmarcar dentro de un tema más amplio, que es el de la pérdida. En la vida debemos sobreponernos a innumerables pérdidas. De hecho, cada cambio en la vida implica una pérdida, algunas son más evidentes o más dolorosas que otras, y pueden cobrar formas muy distintas.
Se habla de pérdida cuando muere un ser querido, se rompe una relación íntima (una pareja, una amistad), si muere una mascota, ocurre una tragedia por un desastre natural en el lugar donde vivimos, cambiamos de casa, nos trasladamos a vivir a otra ciudad, perdemos el trabajo ( o si se produce un cambio en el puesto) o cuando pasamos de la preparatoria a universidad.
Las pérdidas tienen muchas causas y nos acompañan a todo lo largo de nuestra vida. Van desde las más reconocidas socialmente, hasta las que pasan desapercibidas. Para todas ellas es necesario hacer lo que se llama "duelo", que básicamente consiste en hacer un proceso de adaptación que varía en intensidad, duración y modo.
En la mayoría de los casos, en el proceso de duelo se pueden indentificar patrones semejantes; que no son exactamente etapas porque no todos los afectados viven la asimilación de las pérdidas de igual forma.

Además de depender del tipo de pérdida, el duelo está modelado por la persona que lo vive y las circunstancias en que lo haga.
Si las equiparamos con las que suceden cuando perdemos a un ser querido, las reacciones son la negación, el enojo, la asimilación y la adaptación.
Se puede definir una serie de tareas que la persona debe realizar para asimilar, sobreponerse y, en la medida de lo posible, darle un significado a la pérdida.
Según el tipo de pérdida que haya sufrido, y los recursos que tenga disponibles para afrontarla, los desafíos se modelan individualmente.
Estos ejercicios de reconciliación con uno mismo están estrechamente relacionados, se hacen en el orden que cada persona necesite. Es posible que siempre se estén efectuando y se renueven según las circunstancias.