UN DIA SIN MIEDO

Hace poco leí que el niño promedio de hoy tiene un mayor nivel de ansiedad que el que tenía un paciente psiquiátrico promedio de la década de 1950.
Parece como si el temor hubiese hecho un contrato por cien años y estableció su negocio al lado de tu casa. Y no está dispuesto a compartir el corazón con la felicidad. Y la felicidad accede y se esfuma del barrio ¿O acaso viste alguna vez a la felicidad y el temor juntos? ¿Puede alguien ser feliz y tener temor al mismo tiempo? ¿Ser confiado y temeroso? Claro que no.

El temor nunca escribió una poesía.
Nunca negoció un tratado de paz.
Nunca sanó una enfermedad.
Nunca salvó a un matrimonio ni a un negocio.
El valor si lo hizo.
El temor solo nos conduce a prisión y cierra la puerta.

Ahora imagínate un día, un solo día sin temor al fracaso, al rechazo, a la tragedia, a lo malo. Imagínate una vida sin temor. El temor le quita la vida al alma. Cuando el temor se apodera de nosotros, la seguridad se convierte en nuestro “dios”. Y adoramos una vida sin riesgos.
¿Puede hacer algo grande aquel al que le gusta la seguridad?
¿Puede lograr grandes cosas es que evita el riesgo?
Los que tienen temor ni siquiera pueden amar! Amar es riesgoso.
Soñar lleva riesgos. Vivir es peligroso. Por eso no todos los que mueren, han estado necesariamente vivos...