12 DE MAYO Y LA ENFERMEDAD QUE NO MATA(testimonio)
Me acabo de levantar de la cama en mitad de la noche en cuanto he sido consciente de que hoy volvía a ser 12 de Mayo. Me acabo de levantar de la cama ahora que puedo porque, quizás, el 12 de mayo del año pasado (y del otro y del otro…) no podía levantarme.
Un año de visitas médicas esporádicas, dos años más de visitas médicas recurrentes y otros dos de “un no parar”: endocrinos, oftalmólogos, traumatólogos, otorrinos, reumatólogos, ginecólogos, neurólogos, gastroenterólogos, alergólogos… (y en plural).
Con especial “cariño” recuerdo a aquel endocrino (el 4º que visité, por cierto, y esta era mujer) que, tras repetidas analíticas, me mandaba al psiquiatra porque los resultados no revelaban absolutamente nada.
Hoy, 12 de mayo, ni siquiera voy a dar el nombre de aquella pseudodoctora porque sería faltar a la verdad, porque no fue solo ella, porque son decenas o centenas los médicos que creyeron saberlo todo con la nota del MIR bajo el brazo y, que yo sepa, Dr. House solo hay uno y pertenece a la ficción.