Nadie puede sentir por completo la gravedad de un problema de otra persona, cada uno tiene una escala única donde influyen muchos factores, y la mayoria de las veces la importancia de un problema y el estrés que nos genera funcionan en automático. Como a veces no somos conscientes de nuestra respiración, tampoco lo somos de la gravedad que le asignamos a una situación problematica. Cuando miramos sin lupa, su gravedad disminuye.
Todos tenemos muchos problemas en fila esperando ser resueltos, y hay algunos que están esperando hace mucho tiempo porque los evadimos y dejamos pasar al frente otros que quizás ni nos correspondería resolver, pero nos sirven como excusas para seguir aplazando. La vida tarde o temprano nos pone en frente lo que no queremos afrontar, y siempre es mejor no dejarlos que se estanquen en el subconsciente, sincerarnos con nosotros mismos, y sin miedo ni valentia, llamar adelante lo que realmente es necesario resolver.
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