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22 may 2015

Proceso personal...


Todo proceso personal necesita sus tiempos. Sus tiempos de desarrollo, de ir asentando vivencias, integrando, comprendiendo... quiénes somos y qué nos sucede.
Porque creo que de eso se trata en definitiva, de llegar a lo más profundo de quienes somos y de las cosas que nos atraviesan. Y eso no es algo que, en general pueda hacerse en media hora...
A veces, supongo que movidos por nuestras propias confusiones o nuestras resistencias más anquilosadas buscamos soluciones rápidas, fáciles de tomar y soltar, buscamos recetas infalibles e inmediatas, parches o chicles para los dolores del alma... Pero me he dado cuenta de que no es así como funciona.

Los cambios profundos y consistentes, los cambios “estructurales” (yo los llamo así) no llegan en general de la mano de una receta mágica que lo soluciona todo al instante. No. El Cambio comienza a llegar cuando existe un compromiso serio y responsable contigo misma. Y ese compromiso pasa por asumir que los procesos personales tienen sus tiempos y sus ritmos.
Asumir De Verdad nuestro trabajo personal es como un trabajo de artesanía... Un artesano (arte-sano) trabaja sobre sus piezas con absoluto cuidado, con atención plena a lo que hace, con una delicadeza y una finura extraordinarias, observando cada detalle de su obra y sintiendo el trabajo transformarse en sus manos. Y se va tomando el tiempo que necesita a cada paso, ni más ni menos... Ni se apresura ni se para.
No todo cambia de manera inmediata y para siempre. No siempre llegan las cosas que queremos que lleguen cuando queremos que lleguen, sino cuando hemos transitado determinados procesos y hemos tomando conciencia de lo que realmente sucedía (al menos hasta donde podamos alcanzar a tomarla). Aquello que solemos pensar que son “nuestros problemas”, eso que vivimos como nuestros síntomas, a menudo son sólo la punta de iceberg de otras cuestiones más profundas y de mayor envergadura, que a veces la mente no puede ni atisbar, asuntos trascendentes que necesitan ser vistos y resueltos para que esos “problemas” comiencen a moverse y a cambiar.
Y ese viaje, ese viaje de visitas a nuestros rincones más escondidos, de ir y volver sobre nuestros pasos, de abrir puertas para llegar cada vez más adentro, de afrontar y asumir realidades que ni imaginábamos... Ese viaje tan fascinante como inquietante, no responde a tiempos concretos ni es amigo de las prisas... A menudo necesita seguir sus propios ritmos y unas veces parecerá que todo se precipita y otras que nada, aparentemente, avanza...
Pero en cualquier caso, confía, Aprende a mirar tus procesos como un artesano mira su obra, con el mismo amor, con la misma devoción. Acepta que no siempre tú manejas los tiempos, que no todo terminará siendo como tú habías planeado... Pero de lo que sí me he dado cuenta es de que, si asumes plenamente y sin reservas tu trabajo personal, terminará siendo como necesitas, para acercarte cada vez más al sentido y significado de tu propia vida.

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