La mayoría de seres humanos de una u otra forma nos rechazamos a nosotros mismos, seguro que hay algo de tu cuerpo que no te gusta, que desearías que fuera diferente.
En esta era en la que se le rinde culto al cuerpo, la presión por lucir bien, incita a muchos a aliarse con severas dietas o a pasar por el bisturí.
Hay un dicho que reza:
"¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?"
Hago referencia a esto porqué vale la pena comprender que no nos sentimos mal a causa de lo que no nos gusta de nuestro cuerpo sino que es el rechazo, la auto-crítica y el desprecio por nosotros mismos, lo que se materializa en nuestro físico.
Somos seres divinos teniendo una experiencia humana, el cuerpo es la forma en la que está teniendo lugar nuestra experiencia humana.
Si estamos peleados con nuestra experiencia humana, si nos despreciamos, el cuerpo lo manifiesta de muchas maneras; gordura, delgadez extrema, caída del cabello, acné, etc.
El cuerpo no es la causa del desprecio que podamos sentir, por ejemplo...
No te desagradas porqué eres gorda, eres gorda porque no te agradas.
Por eso las dietas no surten efecto la mayoría de veces, porque la solución está más en soltar la idea que tienes de ti.
Podemos decidir dejarnos en paz, dejar de criticarnos y empezar a descubrir qué es ser YO adentro de este cuerpo.
En el caso de los gorditos por ejemplo, descubrir qué esconden adentro que necesitan esconderse detrás del tamaño de su cuerpo.
Para cada uno existe el reto de buscar qué es lo que verdaderamente nos ocurre, nadie más puede desenredar esa madeja.
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