Hoy es unos de eso días, que no sabes por dónde empezar, que todo es igual y a la vez tan lejano.
Hoy es uno de esos días que la vida te da un ramillete de rosas, pero con espinas.
Qué sabés que si tu calma está intacta podrás sacarles las espinas y colocarla en un bello florero para iluminar tu hogar.
Y si has tenido un día de...te pincharas con cada una de ellas.
Camino bajo la lluvia y me siento reconfortable con las ganas gastadas, pero tranquila, con el cuerpo salpicado de la llovizna que se siente limpia y fría.
Sé que hoy es un día para quedarse en ese bello recuerdo de aquel beso robado, un día frío y mojado.
Tengo en mí cabeza tantos lindos recuerdos que se vuelven nostalgia, que agrietan un poco el camino a casa, el lugar en dónde más recuerdos tengo, de cuándo fui niña, en dónde me volví adolescente y me enamoré perdidamente de ese guapo chico de mirada perdida, de sueños vencidos, que al encontrarnos volvimos a soñar de la mano, aún recuerdo ese primer beso, ese primer escalofrío que me recorría la piel, al sentir sus manos en mí cintura.
Hoy camino sola y me estremece sentirme, sin nadie al lado, sin su compañía...
Sé que pasamos muchos años y ya estamos un poco perdidos con la vida misma, que nos dejamos de mirar, cómo antes, que dejamos los besos para después, que la cena se enfría y la cama es solo para descansar.
Perdón que escriba eso, pero a veces me falta tanto ese cariño que me duele el pecho y traigo un poco de amarras cargadas sobre los hombros.
Hoy es un día dónde la lluvia también cae de mis ojos, para sentirme que aún queda algo entre esos lugares que nos volvimos amantes, novios, complices, padre y madre...
Hoy es un día que me delata la mirada, porqué siento que extraño amar a la antigua.
Cómo dos niños jugando a ser grandes, dos grandes aprendiendo a vivir de a golpes. Así fue una vida juntos y hoy ...
Hoy es un día de eso...
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