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30 ago 2015

FIBROMIALGIA Y ESTRES


El estrés constituye un factor de riesgo para que los signos y síntomas de la fibromialgia, enfermedades cronicas o enfermedades raras aparezcan (estrés como factor causal), o se agraven (estrés como consecuencia).
Muchas personas afectadas explican que las situaciones estresantes suelen relacionarse con la aparición o recrudecimiento de síntomas específicos de estas enfermedades (estresores externos). En muchos casos, la preocupación del paciente ante la aparición de síntomas y los esfuerzos que realiza por evitarlos o disimularlos (estresores internos), así como las respuestas de excesiva atención o rechazo que estos síntomas generan en el entorno social familiar (estresores externos), suelen convertirse en una fuente de angustia y estrés aún mayor que la propia enfermedad y aumentan las probabilidades de que la sintomatología se manifieste.
La interacción de los estresores internos y externos, aumentan la vulnerabilidad de los afectados, formando muchas veces un círculo viciosos desalentador.
¿Qué es el estrés y cómo actúan los estresores?
La palabra “estrés” abarca un conjunto de fenómenos y estímulos que actúan sobre los seres vivos, y de reacciones de los organismos ante estos estímulos o “estresores”. El estresor es el agente o elemento que atenta contra el equilibrio u homesotasis del organismo y desencadena la respuesta de estrés. Cualquier estímulo interno (pensamientos, emociones), o externo (ruidos, presiones), que provoque una necesidad de cambio o reajuste, puede convertirse en un estresor.
Las respuestas de estrés implican un aumento en la activación orgánica y psicológica para mejorar la percepción de la situación, para procesar más rápido la información y para buscar soluciones y conductas para actuar de forma eficaz. Pero si la respuesta de estrés es excesivamente frecuente, duradera o intensa y exige que el organismo mantenga un ritmo constante de activación por encima de sus posibilidades, puede tener consecuencias negativas y producir deterioros.
El estrés puede asociarse a estímulos y experiencias agradables o desagradables
*El estrés positivo o EUTRÉS es una respuesta de defensa adaptativa y necesaria que puede ser beneficiosa para la salud (por ejemplo, el temor a un accidente o una enfermedad, puede ayudar a adoptar medidas de prevención).
*El estrés negativo o DISTRÉS produce por las siguientes causas:
un exceso cuantitativo o cualitativo del estrés,
la presencia de múltiples situaciones estresantes (estrés crónico)
La falta de medios y recursos para afrontarlas,
el agotamiento del organismo a causa de sobrefuncionamiento.

Este tipo de estrés afecta la salud e incide de manera desfavorable.
¿Qué tipo de situaciones pueden considerarse estresantes?
El grado de estrés varía de una persona a otra. En general, las características de las situaciones estresantes son:
Amenazan la seguridad personal, económica o familiar, la autoestima, la dignidad.
Atentan contra principio, valores, normas, creencias personales o grupales.
Exigen sobreesfuerzo físico, mental y alto rendimiento.
Implican riesgos, prisas, evaluación social, conflictos, dolores o molestias.
Reducen la actividad normal y generan dependencia o excesiva responsabilidad.
Conllevan tareas monótonas y/o poco gratificantes, o cualquier tipo de agresión.
Propician sentimientos de inutilidad, fracaso, desesperanza, indefensión.
Muchas de estas situaciones están presentes de manera casi cotidiana o permanente en la vida de las personas afectadas por fibromialgia, enfermedades cronicas o enfermedades raras y de sus familias.
¿Cómo afecta el estrés es nuestra salud?
Cuando el organismo está estresado, emite una respuesta psicofisiológica compleja. Prácticamente todas las hormonas se modifican: endorfínas, suprarrenales, tiroideas, vasopresina; disminuye la secreción de hormonas sexuales y la insulina. Este proceso puede estar acompañado de malestar emocional o distrés.
El estrés prolongado e incontrolado afecta el funcionamiento glandular, la capacidad respiratoria y el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad al desarrollo o agravamiento de enfermedades crónicas, (hipertensión, diabetes), de trastornos psicosomáticos (asma, colon irritable, psoriasis) y de enfermedades raras (linfagioleiomatosis, síndrome de Tourette, síndrome de Behcet, etc.).
Las dificultades para afrontar el estrés, también se relacionan con comportamientos de riesgo que deterioran la salud (adicciones, sedentarismo y trastornos alimenticios).
Respuestas psicológicas asociadas al estrés
Ante el estrés se alteran nuestras emociones, pensamientos y comportamientos. El distrés es la sensación subjetiva de malestar emocional ante el estrés.
Las emociones negativas que pueden acompañar la experiencia estresante son: ansiedad, miedo, inseguridad, tristeza, indefensión, culpa y depresión. En estrés agudo predominan emociones y estados de ansiedad, miedo, ira y enfado. En estrés crónico se desarrollan trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
Las respuestas cognitivas ante el estrés se asocian con preocupaciones, negación, bloqueos, pérdidas de memoria, sensación de irrealidad, fallos atencionales, etc.
Las respuestas conductuales o motoras pueden ser: pérdida de control, uso de sustancias adictivas, (alcohol, drogas), evitación, llanto, perpejlidad, tartamudez, desajustes del lenguaje, inhibición, compulsiones, etc.
Las respuestas dependerán de las circunstancias y experiencias del sujeto.
Vías y objetivos para la reducción y eliminación del estrés
La prevención del estrés se puede efectuar a 3 niveles:
1.Primaria: prevenir la aparición excesiva del estrés.
2.Secundaria: eliminar o aliviar el estrés presente.
3.Terciaria: prevenir nuevas apariciones perjudiciales del estrés detectado
Las intervenciones para reducir o eliminar el estrés pueden abarcar:
Eliminación o alivio del estrés ambiental y de situaciones potencialmente estresantes: mejoras urbanísticas, mejoras en los sistemas socio-sanitarios, etc.
Modificación de variables psicológicas relevantes ante el estrés: estilos de conducta y afrontamiento, valores, creencias, recursos y habilidades.
Control de las respuestas del estrés: activación fisiológica, cognitiva y conductual.
Reducción del estrés asociado a trastornos establecidos: apoyos sociales.
A continuación, se ofrecen algunas sugerencias que el entorno social puede implementar para reducir el estrés.
Solucionar problemas reales en su contexto natural (hogar, trabajo, etc.).
Flexibilizar las normas del funcionamiento institucional (hospitales, colegios, etc.).
Mejorar el entorno ambiental (mejorar accesibilidad, mayor confort, etc.).
Aportar información objetiva y clara sobre la situación estresante, evitando ambigüedades y/o conflictos (comunicación asertiva de diagnósticos).
Programar acercamientos progresivos a cambios estresantes (cambios de residencia, nuevos tratamientos, etc).
Programar la exposición a situaciones estresantes inevitables, para cuando existan otras fuentes de estrés (intervenciones quirúrgicas).
Racionalizar y humanizar los procesos de evaluación e intervención.
Escuchar a los afectados y a sus familiares con sensibilidad y “calor humano”.
Modificar el comportamiento de quienes tienes influencia sobre las personas afectadas por ER: personal sanitario, educadores, trabajadores sociales, etc.
(Articulo resumido)
Fuente: “Guía de Apoyo Psicólogico para Enfermedades Raras” FEDER 

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