"Vivir atrapados entre el deseo y la evitación es una de las trampas que produce mayor sufrimiento. Es verdad que hay deseos saludables, que se dan en cualquiera de nosotros, como que aquellos a los que amamos estén bien, o ascender en nuestro trabajo. Y que intentemos evitar circunstancias que, en principio, no son nada "deseables", como un despido o una enfermedad.
El problema reside en la rigidez con la que sujetamos y la ansiedad con la que tratamos de evitar. Y aparece cuando la vida decide otra cosa diferente para nosotros...
La vida es como una danza, y tenemos que darle el espacio para que baile a su propio ritmo. Todo es danza; incluso las moléculas dentro de las células están bailando. Pero hacemos de nuestra vida algo extremadamente pesado. Cargamos con una pesada mochila llena de pedruscos, incapaces de darnos cuenta. Estamos convencidos de que en ella se encuentra nuestra seguridad; creemos que nos enraíza y sostiene.
No nos damos cuenta de la libertad, la liviandad que acontece al decidir simplemente sacar las piedras de la mochila, al optar por aligerar el peso de nuestros deseos para caminar con mas garbo y descanso."
"Aligerarnos no significa terminar con nuestras relaciones difíciles; no significa renunciar a nuestra profesión, nuestra familia o nuestra casa. No tiene nada que ver con eso, no es un cambio externo. Es un cambio interno. Es el cambio entre sostener las cosas fuertemente, y sostenerlas con liviandad."
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