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5 ago 2015

UN REGALO ...

No sabemos lo que el otro ha sufrido, o lo que siente en su presente, no sabemos si es feliz, o si el dolor rige en su vida, no sabemos si sus miedos se apoderan de su caminar solitario, o si por el contrario, sus pasos están guiados por su alma sabia, conocedora de los grandes misterios que encierra el ser humano...

Ayer era frágil, triste, y esquiva de mi propia naturaleza, era una persona dormida en el temor de ser ella misma, era sumisa a lo que la sociedad imprimía en mí para poder ser una más, otra aceptada por cumplir con lo que la mayoría cumple, bajo las normas establecidas que nos manipulan a todos bajo la esclavitud invisible que hemos creado por separarnos de lo que somos en realidad dentro de nosotros...

No era tan distinta de lo que eran los demás, aunque yo me sentía una persona inadaptada por cómo me sentía dentro de mí, por mi profundo mundo interior, que trataba de ocultar tras varios intentos de compartirlo y ser excluída, maltratada, repudiada por mentes que no comprendían lo que expresaba...tal vez reflejando mi propia incomprensión hacia lo que me rodeaba...

Con el tiempo la vida lo pone todo en su sitio, tras varias experiencias, cada cual las que necesita para despertar de su letargo, de pronto abres los ojos y te das cuenta de cuántas veces has tropezado, muchas con la misma piedra, mismo patrón de comportamiento, mismo resultado, o parecido.

Pero te das cuenta de que ese no es el camino, de que algo falla en tu forma de proceder en la vida, y comienzas a cambiar algo en ti, o tal vez, sencillamente, un mecanismo de transformación interior se pone en marcha.

¿Qué persigo en la vida? Casi siempre mi respuesta era “Amor”... pero no amor romántico, sino amor, respirar amor, ser amor... Sin embargo me sentía ridícula, ingenua, absurda, ante un mundo lleno de fieras salvajes, inocente e ilusa soñadora en peligro ante lobos y leones, y me refugiaba en mi cueva, solitaria, envuelta en mi nostalgia, escribiendo en decenas de cuadernos cómo me sentía, cómo mi vida era un sin sentido total...

Las personas me parecían muros inquebrantables y su superficialidad me dolía, pues yo buscaba profundidad.

Me rendí y me conformé, me intenté adaptar y casi, casi lo logré, pero algo dentro de mí creció con fuerza para eclosionar, para explotar, para desvocarse, para demostrarme que lo que había en mí no podía ocultarse, que debía dejar de sentir miedo a ser lo que soy... tal vez siguiera siendo ilusa ante los ojos de otros, pero no podía serlo ante mis propios ojos, debía amarme, amarme de verdad y para eso debía descubrir lo que es en realidad el amor...


Aprendí que si miraba en mi interior, si me observaba con atención, podía ubicarme en mi presencia, sentir la vida latiendo, fuertemente, amar desinteresadamente, perder el miedo, aprender de mis reacciones, de mis temores, de mis dudas, de mis anhelos...
Y descubrí así, que no soy tan diferente de los otros...

Tal vez la diferencia resida en el permitir SER uno desde dentro de uno, o no permitirlo, tal vez lo que me hace distinta de otros es que he hallado mi alma en mí y me he enamorado de ella eternamente...

Cuando absorta en mí misma me sorprendo de mis complejos, una luz especial emerge y se posa en mi corazón, me habla con sensaciones, con silencios que expresan lo que no pueden transmitir las palabras, me envuelve dulce en su cálida transparencia enamorada, sí, enamorada de mi esencia real, enamorada de lo que soy en mí misma, sin porqués, sin explicaciones...

Y ese amor, que es esa maravillosa luz etérea, me enseña cada día, en cada momento, en cada lágrima derramada, en cada temor vivido, en cada desengaño, en cada enfrentamiento con esa parte difícil de la vida, que la verdad, la única verdad, es que existo, que soy, que siento, y que lo que pienso es sólo una ilusión, imaginación subjetiva, espejismo, mentira, conceptos que moldea la mente para aprender de lo que nos muestra la vida, sin embargo, el corazón, la esencia divina que somos, esa chispa de luz, esa estrella que habita en nosotros dentro de este receptáculo humano, es puro y magnificente amor, amor que si mirásemos con atención borraría todo el dolor que hemos sufrido, para que sólo fuéramos capaces de contemplar con ternura lo aprendido...

Y si nos damos la vuelta y miramos hacia atrás podemos entonces darnos cuenta de que no hemos amado de verdad, sino que hemos mendigado amor por necesidad, por no saber hallarnos a nosotros mismos ahí, en ese punto increíble, ese amor que somos nosotros mismos, eterno, imposible de entender, pues el amor no se comprende, se siente, se ES...

Como la mayoría, quise que me demostraran que me amaban, quise que me amaran como yo deseaba, quise que me necesitaran, quise que el romanticismo me colmara de magia, de besos, de miradas, de abrazos fieles y entregas ilimitadas... Quise que me dieran lo mismo que yo daba...

Y hoy, que me miro en el espejo de mi alma, sé que eso no es amar, no es amar el esperar ser amada, sino el amar sin esperar absolutamente nada...

El pasado es un gran maestro, el futuro es algo que estamos construyendo, el presente, el presente es el momento justo para darnos cuenta de que estamos existiendo, que somos seres perfectos, que somos el hoy del mañana y del pretérito...y que tenemos la oportunidad de sabernos ser, de amarnos, de ser ese amor que deseábamos que nos dieran otros, pues eso que sentimos cuando nos enamoramos es sólo nuestro, parte de nosotros mismos, no lo provoca el otro, lo provoca nuestra esencia, lo que somos, lo que seguiremos siendo...

Y al ver que ese amor nace de lo más profundo de mí, de mi alma, y que embriaga a todo mi cuerpo, he entendido que si yo amo es porque yo puedo, y no he de esperar que otro me devuelva lo que siento, no es necesario que me demuestre su amor, porque sé que todos lo tenemos dentro...

La verdad es tan insólita que nadie podría creerlo, el ser humano es amor, amor en su ser verdadero, pero decide si quiere o no quiere saberlo, experimentarlo, expresarlo, o decide si prefiere refugiarse en lo contrario...

Los opuestos, la dualidad, forman parte de los seres humanos, y dentro de ellos, unos deciden ser amor y otros miedo, unos dulzura, otros agresión, unos sabiduría, otros olvido y temor, unos aprendizaje y consciencia, otros desolación... Podemos vivir hacia afuera, siendo sólo la superficie, o hacia adentro para darnos desde lo que somos hacia los demás, sin miedo, para amar de verdad, sin temor...

El regalo más grande que me he hecho ha sido encontrarme a mí misma, hallarme, saberme, explorarme, aceptarme, respetarme, y fluir desde mi alma sin miedo a ser como soy..

Cometo errores, errores que en realidad son maneras de aprenderme, de investigarme, de darme cuenta de lo que aún debo integrar en mí, y sé que debo agradecer a otros por ayudarme a comprenderme a través de lo que me han aportado.

El regalo más impresionante que he recibido, ha sido el que me han otorgado los demás, a través de las experiencias compartidas, me parecieran buenas o malas, pues en realidad sólo mi yo conceptual y mental necesita etiquetarlas como tales, mi alma sólo sabe que lo vivido fue preciso vivirlo para descubrirme y hallarme.

El regalo más sagrado que yo estoy aprendiendo a dar a otros y a mí misma, es amar desde lo más intenso de mi interior, sin expectativas, sin pedir nada a cambio, sin miedo a sufrir, sin condiciones que imponga la mente, en definitiva, amar desde el amor.

Sólo sé que no voy a exigirme, ni a reclamarle nada a nadie, aún sigo en esta vida aprendiendo a saberme y conocerme, y en ocasiones aún me hallo en esas reacciones tan humanas y perfectas para seguir aprendiendo de mí, de lo que soy, de lo que doy, de lo que aún espero...

Paradójicamente, aprender a ser yo me ayuda a comprender a otros...

Algún día, cuando me alcance, podré alcanzar también a la otra parte de mi energía, de mi esencia, en otro ser humano anclada, y sé, que sabré amar de una forma clara, no contaminada, para empezar de cero una vida real, vivida desde la verdadera esencia de las almas, almas que experimentan el amor y las emociones, las ideas, los conceptos, el pensamiento, desde lo que significa ser un ser humano, un ser humano que debe reubicarse en la naturaleza para recordar cómo ser consciencia equilibrada en este mundo, en simbiosis con el todo, en unión, en la inteligencia real del amor que mueve los hilos como si de casualidades se tratara...

Nada es casual, no existe eso, el azar no es más que el resultado de esa inteligencia elevada llamada Amor, que une o desune, que ata o desata, según lo que precisa cada uno de nosotros para reencontrarse, para despertarse, para llegar hacia ese lugar que desconoce: su propio ser, su sabiduría y su alma...

El camino que recorremos en la vida lo solemos hacer distraídos, sin mirar el paisaje, con la prisa de las obligaciones que nos imponemos, tales como trabajar para pagar las facturas, para comprar más cosas, para conseguir el coche de tus sueños, comodidades, para tener prestigio o fama, para ser reconocidos por los demás, para encontrar el amor, la pareja perfecta, un hombre atractivo, guapo, una mujer escultural, preciosa... pero no nos detenemos ni un segundo a escuchar esa voz que hay ahí dentro, ni miramos lo que nos rodea para saborear el momento, ni observamos qué pasa dentro de nosotros...

Y cuando conseguimos la casa, el trabajo perfecto, el coche, el arquetipo de pareja que está de acuerdo a lo que consideramos bello y adecuado, el estatus social, el prestigio... de repente un día paramos y un gran vacío se apodera de nosotros... y si no somos capaces de darnos cuenta al detenernos, la vida se encarga de arrebatarte todo lo conseguido para que te des cuenta de que habías depositado todo tu ser en lo externo, y al desaparecer ante tus ojos, nada tiene sentido, porque eres tú mismo el que se ha perdido...

Me encontré...y ahora sé que sin mí, sin mí sí que nada tendría sentido...

Ese es el regalo, tú mismo eres tu mayor regalo, ámate, siéntete, exprésate hacia el exterior como una rosa que florece, ama desde ti mismo, con todo tu ser, permite que esa inteligencia superior te guíe hacia tu felicidad interior, igual que la abeja sabe dónde está la flor, estando en conexión con su esencia, con el plan divino establecido por encima de todo, puedes compartirte, regalar tu amor con un sólo gesto, una mirada o una sonrisa, y permítete saber en qué forma deseas expresar el amor que hay en ti...

Mi regalo para ti es amarte incondicionalmente...a través de esta reflexión...

Enamórate de ti mismo, de ti misma...de tu alma...Sé amor...y serás tu mejor regalo...

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