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13 ago 2015

Ejercitar la paciencia.


Con los avances tecnológicos hemos ganado mucho, pero sobre todo, hemos perdido la paciencia.
Es cierto que hay personas que siempre fueron impacientes, pero hasta los que eran agua de estanque, hoy se impacientan si no reciben respuesta a la velocidad del 3G, que ya pasó a ser lento.
No tenemos que esperar semanas para ver las fotos que mandamos a revelar, ni esperar todo el día para llegar a casa y poder hacer los llamados. Todo eso lo tenemos al instante en un aparato en la palma de la mano.
Hemos ganado velocidad en muchos terrenos, pero hay otros que no podemos modificar, en los que no podemos interferir, y que la espera y la paciencia vuelven a ser indispensables.
No importa cuán apurado estés para irte de vacaciones, el verano no va a llegar antes del 21 de diciembre. Podrás hacer las ecografías mas evolucionadas y ver la carita de tu bebé dentro de la panza, pero igualmente vas a tener que esperar 9 meses para acunarlo en tus brazos y mirarlo a los ojos. Por mucho que ejercites a un niño, no va a caminar a los 6 meses y tendrás que esperar al año para verlo dar sus primeros pasos.
Entrenados a obtener las cosas a una velocidad impensada poco tiempo atrás, todo aquello que no responde a la velocidad de un click, nos resulta intolerable. 


Si quiero algo, quiero tenerlo ya, pero ya, ya, ya!!! no dentro de una hora.
Esperar, tomarse un tiempo, no correr, son actitudes que se ganaron mala prensa.
Cuando queremos bajar de peso, un plan nutricional adecuado es condición necesaria, pero no suficiente; básicamente tenemos que estar dispuestos a ejercitar la paciencia.
Nos va a ayudar más administrar la paciencia que las calorías.
Se pretende bajar en un instante lo que se viene engordando hace años, y el mismo que antes se impacientaba sin poder esperar para la hora de comer, ahora se impacienta con la balanza.
Las promesas de bajar de peso sin esfuerzo, responden a la ilusión mágica de hacer desaparecer kilos en un abracadabra. Y aunque sabemos que la magia no existe, nos entregamos a sus falsas promesas y caemos en el bisturí, en las pastillas o en lo que prometa resultados sin tener que trabajar y ser paciente.
Cualquiera puede ejercitar cualquier cosa: un deporte, un idioma, una destreza que quiere alcanzar, y la paciencia puede ejercitarse también.
Y si no sale, paciencia..

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