Translate

14 feb 2015

Piensa positivamente

Sabemos que el optimismo es algo que nuestros tiempos cínicos y desencantados de todo pasan por alto muchas veces; el problema (o la solución, según el punto de vista) es que ser realista puede ser malo para la salud.
Los optimistas se recuperan mejor de operaciones clínicas del corazón, tienen un mejor sistema inmunológico y viven más. Es por eso que los médicos recomiendan algún tipo de terapia psicológica a pacientes con cáncer, pues la actitud del paciente respecto al tratamiento puede mejorar considerablemente sus probabilidades de sanar.
Pensar positivo no solamente te relaja y reduce el estrés, sino que el cuerpo podría beneficiarse de ese optimismo. Una buena actitud disminuye el nivel de cortisol, la hormona del estrés, además de reducir la susceptibilidad a nuevas enfermedades. Básicamente, si piensas positivo, estás autorizando a tu cuerpo para curarse a sí mismo.
3. Confía en la gente
Cuando hablamos de actitud positiva no lo hacemos solamente en lo referente a ti mismo, sino también en tu trato con los demás. Resulta que la soledad (o la percepción de soledad) incrementa el riesgo de sufrir ataques cardiacos, demencia y depresión. Por otro lado, la gente que está contenta con su vida social tiende a dormir mejor, envejece más lentamente y responde mejor a las vacunas. Médicos como John Cacioppo, de la Universidad de Chicago, afirman que curar la soledad es tan bueno para la salud como dejar de fumar.
Cacioppo ha dedicado muchos años a estudiar los efectos de la soledad en las personas. Su descubrimiento puede reducirse a que la gente que tiene vidas sociales cálidas y relaciones significativas se enferma menos y vive más; esto se explica porque la gente que está en contacto con otras personas tiende a cuidar más de sí misma, mientras los solitarios crónicos se olvidan de sí.
Cacioppo cree que cuando nos encontramos aislados por mucho tiempo (o si nuestro estilo de vida es de considerable aislamiento), nuestro sistema nervioso se comporta como si estuviera herido, activándose para curar heridas y luchar contra infecciones que no existen. Paradójicamente, aunque el contacto con otras personas pudiera hacernos susceptibles al contagio de bacterias, nuestro sistema inmune aprende a activarse con más velocidad si tenemos una vida social rica, tal vez porque sabe que estamos más expuestos a contraer enfermedades en compañía de otros.
Un detalle interesante es que no importa cuántos contactos tengas en Facebook sino cómo te percibes a ti mismo(a): la gente solitaria no vive en la punta de una montaña o en medio del bosque, sino que se siente solitaria por ver al resto de la gente como una amenaza potencial. Un estudio de 2010 afirma que atacar esa actitud de soledad percibida puede ser más útil para la gente sola que, digamos, invitarlos a una fiesta o enseñarles habilidades de socialización.

No hay comentarios.: