Es un trastorno que causa dolores musculares y fatiga (cansancio). Las personas con fibromialgia tienen “puntos hipersensibles” en el cuerpo. Estos se encuentran en áreas como: el cuello, los hombros, la espalda, las caderas, los brazos y las piernas. Los puntos hipersensibles duelen al presionarlos.
14 feb 2015
Aceptar la enfermedad
“Tú no eres accidental: la existencia te necesita. Sin ti, faltará algo en la existencia que nadie puede reemplazar”.
Osho Rajneesh (1931-1990), filósofo y místico hinduista
Puedes sentir que todo tu mundo se viene abajo y tu vida deja de tener sentido. Es posible que, al principio, niegues el diagnóstico; quizá te llenes de ira, te puedas deprimir, e incluso pienses que se han confundido e intentes negociar para, al final, darte cuenta de que la única salida para volver a retomar tu mundo, tu vida y tu felicidad es la aceptación total de la enfermedad.
A menudo confundimos la aceptación con la resignación, aunque signifiquen cosas bien distintas. Cuando uno se resigna ante un diagnóstico positivo, le está dando un enfoque negativo al problema que le llevará a tomar, tal vez, decisiones erróneas que trabajarán en contra de su salud física, mental y emocional. Resignarse es, en cierta medida, tirar la toalla, aceptar la derrota, dejarse afligir por la sumisión, en definitiva, claudicar y sentirse incapaz de hacer nada para superarlo.
La aceptación, sin embargo, te ayuda a recibir de un modo positivo aquello que viene, lo quieras o no, a tu vida. Aceptar es sentirse responsable de uno mismo, abrir el baúl de los recursos propios y ajenos, y encontrar las herramientas para vencer la batalla. Aceptar es liberarse de la cargas, abrirse a la transformación y empezar un camino nuevo hacia la felicidad. Esto no significa que uno se ponga feliz ante la noticia de que a partir de ese momento vivirá con el VIH, sino que la realidad no se puede cambiar, que no sirve de nada buscar culpables, que si te deprimes, deprimirás aún más tu sistema inmunitario y no sentirás el ánimo de afrontar la situación y buscar soluciones tanto médicas como psicológicas que te devuelvan el bienestar.
Para practicar la aceptación, hay que dar un paso previo que es la autoaceptación, amarse de manera incondicional a uno mismo tal y como se es. Esto engloba nuestro cuerpo, tanto en la salud como en la enfermedad, nuestra personalidad, nuestras tendencias sexuales y nuestros gustos.
De la negación a la aceptación
Imagen: Destacado de texto
La doctora Elisabeth Kubler-Ross, quien dedicó su vida a cuidar a enfermos terminales y ayudar a los moribundos en el proceso de la muerte, identificó cinco etapas del duelo, que también se pueden aplicar para la aceptación de una enfermedad crónica.
1. Negación: Niegas la enfermedad y no tomas las medidas médicas necesarias para mejorar tu condición.
2. Ira: Estás enfadado con el mundo. Piensas, ¿por qué me ha sucedido a mí?
3. Depresión: Eres consciente de lo que sucede. Ya no sientes ilusión por nada y sólo te apetece llorar. Puedes tener sentimientos autodestructivos.
4. Negociación: Intentas pactar con la enfermedad, pero te das cuenta de que no es posible, no estás en condiciones de negociar.
5. Aceptación: Finalmente, aceptas la enfermedad como una realidad que hay que vivir. Comienzas a tomar una parte activa y comprometida con la nueva condición. La enfermedad se puede vivenciar como una oportunidad para la transformación.
Manos a la obra
Tanto si has sido recién diagnosticado como si llevas años viviendo con el VIH, aceptar tu situación puede ser muy valioso. Piensa que el VIH es una enfermedad crónica y tienes a tu alcance todas las medidas para mantener tu salud. Si vives en el amor hacia ti, atraerás a tu vida personas, circunstancias y recursos que te apoyarán en cada paso que des. También es posible que algunas personas se queden en el camino, que tus antiguos recursos se queden obsoletos y que entren nuevas situaciones en tu vida; dales la bienvenida. En esta etapa, es muy recomendable que estés abierto al cambio.
Hacer una lista de tus recursos, puede ser un buen comienzo:
Ejemplo de recursos internos: Experiencia, alegría, inteligencia, creatividad, gran capacidad de recuperación física, fortaleza interna, madurez…
Ejemplo de recursos externos: Familia, amigos, pareja, atención sanitaria, medicación antirretroviral, trabajo, dinero, hogar…
También te puede ayudar hacer un ejercicio de autoconocimiento. Respóndete con sinceridad: ¿Quién eres? ¿Cuáles son tus fortalezas y debilidades? ¿Qué es lo que te gusta? ¿Qué es lo que no te gusta? ¿Qué es lo que quieres en tu vida? ¿Qué es lo que no quieres en tu vida?
Pasos para llegar a la autoaceptación
Para llegar a la autoaceptación, hay que recorrer un camino. Si lo sigues con firmeza, llegarás al amor incondicional, y éste te conducirá a la aceptación de ti mismo y la enfermedad. Estos pasos te pueden ayudar en tu camino:
1. Canaliza la ira: Puede ser que estés enfadado y sientas rabia en tu interior. El odio te destruye por dentro y por fuera y amarga el carácter. Un buen modo de canalizar la ira es coger un cojín y golpearlo sin hacerte daño. Deja que salga tu rabia, verbalízala si es necesario y, poco a poco, abandona el resentimiento.
2. Aprende a perdonar: Perdonar es sanador; no sólo perdonas a otros, sino que también te perdonas a ti mismo y te permites liberarte del pasado. Perdonar es dejar de emitir juicios negativos hacia ti y otras personas. Las que te hicieron daño actuaron de la única forma que sabían.
3. Despídete del pasado: No importa por cuanto tiempo has mantenido una creencia negativa; aquí y ahora puedes cambiar tu vida.
4. Practica afirmaciones positivas: Tales como, “me apruebo a mí mismo”, “soy importante y soy amado por la vida misma”.
5. Da las gracias: Todas las mañanas, al levantarte, practica la gratitud y alégrate por todo lo que tienes en tu vida. Visualiza a tus seres queridos, tu hogar, tu trabajo, tu cuerpo, todo aquello que te hace sentir bien y feliz; sentirás como tu corazón se llena de alegría.
6. Ve al encuentro de tu niño/a interior: Cierra los ojos, relájate, entra en tu pecho y llama a tu niño/a interior. Dile que le quieres mucho, que eres su amigo incondicional y abrázate a la altura del pecho con ternura y amor. Deja que surja un sentimiento, siéntete como el niño y como el adulto, siente la espontaneidad y la inocencia fusionarse con la madurez y la sabiduría.
7. Ámate y ama a los/las demás: El amor sana. Para abrirte al amor, tendrás que deshacerte de tu armadura, dejar de estar a la defensiva, volverte vulnerable, arriesgarte, abandonar tu mente racional y bajar al corazón. Cuando empieces a sentir más que a pensar, habrás perdido el miedo al rechazo. Ese miedo te mantenía alejado/a del amor; ahora ya le has abierto al amor incondicional las puertas de tu corazón. Cuanto más te quieras y cuides de ti mismo/a, más podrás amar y cuidar a los/las demás y más te amarán y cuidarán de ti las y los demás.
8. Escucha tu voz interior: Si buscas el silencio en tu interior, escucharás la voz de tu conciencia, que te susurra qué es lo mejor para ti. Tú y sólo tú eres el que debe tomar las decisiones que afecten a tu vida. Escucha a los/las demás, pero decide siempre desde tu interior. Concéntrate en tu respiración durante 5 minutos; así, calmarás tu mente y te será más fácil escucharte.
9. Elógiate: Reconoce cada día todo aquello que haces bien.
10. Practica la autoaceptación: Eres un ser maravilloso tal y como eres. Recuerda que puedes decir “no” a las demandas ajenas y no necesitas complacer a todos para que te acepten. Mírate diariamente al espejo y di: me quiero.
Si quieres saber más:
Libros
Hay L. Usted puede sanar su vida. Urano Ediciones
Tolle E. El poder del ahora. GAIA Ediciones
Bucay J. El camino de la autodependencia. Grijalbo
Fuentes
Johnson P. Cómo aceptar y afrontar una enfermedad crónica. Web Mente Sana, Cuerpo Sano
Bucay J. El camino de la autodependencia. Grijalbo
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