Duele el roce de la ropa, lastiman las sábanas, a veces el dolor en las articulaciones no me dejan moverme bien, duelen los pies, las manos no tienen fuerza, las cosas se nos caen, la comida a veces me hace daño y otras me causa reflujo e inflamación, las cosas se olvidan más seguido de lo que quisiéramos y eso me hace dar más vueltas.
Me tocó ser fuerte y ser guerrera para superar lo que llega, cuando ya no podía más me di cuenta que no me doy por vencida.
Nos toca sonreír muchas veces para creer estar mejor y lo hacemos, sacamos fuerza siempre para continuar.
Hoy me doy cuenta lo que he superado, que tengo que cuidar de mi y que en la medida que lo hago libero mucho peso para poder dar el siguiente paso a mi propio ritmo.
Así es hoy nuestro camino por la vida, lento pero seguro, valientes y estoicos.
Y cuando debemos parar también lo hacemos para cargar energía y continuar.
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