Solía aguantar el dolor que sentía...
Para no causar molestias
Para que no sintieran lástima,
Para no escuchar murmullos
Negativos hacia mi persona
Que perturbaran mi mente...
Según yo...
Para que no me hagan daño
Los comentarios
o las palabras hirientes
Que se les escapa a la gente.
Solía ser prisionera al ocultar
Con sonrisas cuando sentía
Que mis pies no podían soportar
El peso de mi cuerpo,
Cuando el calor me quemaba,
Y sentía que ardía con la mente
Aturdida,
Cuando quería gritarle a la vida
Que mi ser me dolía,
Cuando al anochecer no dormía
Contemplando la luna.
Prisionera de mi propio sufrimiento
Prisionera de mi dolor prolongado
Prisionera de usar una máscara
Que sólo agravaba mi situación...
Un día me cansé de fingir
Que todo estaba bien
Y lloré tal vez mil horas
Tal vez por días
Hasta que ya no había llanto
Y aunque quisiera seguir llorando
Mis lágrimas se habían secado.
Y me sentí viva
De verdad viva,
Y liberé mi alma del yugo
Del engaño
Y grite a los cuatro vientos
Que sentía dolor,
Que no podía dormir,
Que vivía cansada, agotada,
Que ya no podía seguir
El ritmo de vida que antes llevaba...
Y me sentí libre al fin...
Me sentí liviana,
Me aflojé la ropa
Y revolví mi cabello
Y caminé descalza
Y empecé a aceptar quien era,
Cada imperfección,
Cada molestia,
Cada sonrisa y cada lágrima
Al fin me encontré... después de ser
Mi propia prisionera.
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