Solía pensar en lo qué me salía del alma, era mi parte más intacta y vulnerable.
Por esa razón nunca deje qué nadie conozca esa parte de mí.
Solía creer qué estaba un poco loca.
Qué no siempre encajaba.
Qué siempre era una simple espectadora de sueños ajenos.
Fe verdades ocultas.
De deseos de altar.
Pero un día vi sin querer...
Qué todo lo qué yo sabía.
Lo aprendí a portazos.
A cachetazos.
Palabras inútiles.
Porqué yo sólo súpe observar.
Pero no escuchar y mucho menos a mi corazón
Vi lo brillante qué eran mis sueños.
Esos qué te pueden decir.
Que delirante qué es tu vida.
Antes me importaba mucho las opiniones de los demás.
Y otra vez estaba errada.
Porqué era tierna, valiente, dramática en todo los sentidos.
Y creó que eso no cambió.
Si a ser delicada en mis palabras, para no herir
Qué controversia, si podemos decir la verdad de una forma tan sutil y pacífica que no dolerá.
Siempre me dijeron que soy muy franca y directa.
Hasta el punto que no mido lo qué sale de mi boca...
Mi cabeza queda flotando.
Arrepentida por no ser tan perfecta.
Pero real
Es una de mis tantas facetas que todavía no entiendo "pero las amo".
Soy una fiel admiradora de mis discursos y no me agrandó.
Simplemente no me gusta lo falso.
Para caer bien.
¡¡Eso no!!
"Jamás"
Yo digó lo qué tengó qué decir.
Pero me ubicó.
No me voy de boca.
No es fácil ser auténtica en un mundo lleno de hipocresía.
A veces y impaciente en ciertos vaivenes de lo verdadero.
Perfecta se qué no soy.
Pero única y real eso siempre ...
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