Si estás padeciendo alguna enfermedad crónica, la cual no aceptas, probablemente habrás perdido la alegría, te aislarás de la gente y te vivirás como una víctima.
La no aceptación de la enfermedad y la resistencia al dolor, empeoran la situación generando todavía más dolor.El dolor y el sufrimiento psíquico están relacionados con una bioquímica en la que hay una proliferación de hormonas del estrés (adrenalina, cortisol,...).
El dolor, si no cede, genera más dolor. Esta retroalimentación se debe a que se produce una adicción a la bioquímica del dolor, así como el reforzamiento de unas determinadas conexiones neuronales.
Reconoce esos sentimientos y acepta los síntomas de esa enfermedad.
No huyas del dolor, no lo rechaces, acéptalo, pero comprométete activamente a hacer lo posible para que las cosas mejoren.
Perdona a tu cuerpo por estar enfermo.
Sé consciente de que tú no eres la enfermedad, esta simplemente es una de tus experiencias. La enfermedad te está comunicando que hay un desequilibrio que puede ser debido a que no estás en paz contigo mismo.
Elige cambiar tu forma de reaccionar ante la enfermedad. En vez de resistirte al dolor, ríndete a él y déjalo fluir. En vez de contener el aliento, respira suave, lenta y profundamente. En vez de tensar los músculos, relájate todo lo que puedas.
Sobretodo, en vez de sentir miedo, tristeza o rabia, envía amor y gratitud a esa parte de tu cuerpo que está en desequilibrio.
El sentimiento de gratitud es muy importante en cualquier proceso de curación.
Pregúntate: «¿Qué ha sucedido para que se haya producido este desequilibrio», «¿He dicho o hecho algo que considero inaceptable y que me ha hecho sentir culpable?», «¿Qué he de hacer para restablecer la paz conmigo mismo?». Permanece atento a las respuestas que puedas recibir a través de pensamientos, sueños, etc.
Luego, acaricia a tu parte dolorida y para facilitar su curación dile: «Lo siento mucho. Perdóname. Te amo, de veras te amo. Y te estoy muy agradecido».
Piensa en esa parte de tu cuerpo que necesita ser sanada, y visualízala sana, llena de luz, sonriente y feliz.
CONSEJOS:
- En el día a día, realiza actividades que te brinden relajación, paz y alegría, y convéncete de que tu estado de salud puede mejorar de forma significativa. Una actitud de optimismo y colmada de expectativas positivas te dará fuerza e ilusión, fortalecerá tu sistema inmunitario y contribuirá al restablecimiento de tu salud.
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