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22 nov 2015

Depende de ti…


¿Y qué si te caíste y te raspaste las rodillas, rasgando el mejor par de jeans que tenías? Lleva solo cinco minutos apoyarse sobre las manos y levantarse, otros cinco lavar y curar los raspones que con el tiempo sanarán; y los pantalones rotos están de moda así que sin querer ¡te habrás comprado un par nuevo!
¿Y qué si al girar en la esquina tropezaste con una piedra y volviste a caer con tus mejores auriculares puestos? Ya sabes cómo levantarte, con suerte nada se habrá roto y si sucede, ya sabes cómo arreglarlo; lo bueno es que habrás aprendido a que debes prestar más atención al camino y a las señales que en él se van presentando a medida que avanzas.
¿Y qué si saliste a la lluvia sin llevar un paraguas contigo? Es sólo agua que cae del cielo, y si incluso lo piensas un poquito es hasta divertido.Te mojas, chapoteas en los charcos, miras hacia arriba dejando que el agua lave tú cara; pides al cielo que cuando salga el sol asome el arco iris y entonces le pides tus tres deseos. ¡Es genial! Es la naturaleza permitiéndonos volver a ser niños.
¿Y que si te quedaste sin luz y haz de subir las escaleras? ¿Cómo hacía la gente cuando aún no existían los ascensores para escalar las montañas? Lo hacían de la misma manera que deberás hacerlo tú. Paso a paso, escalón por escalón, manteniendo el ritmo, respirando profundo, siempre concentrado en la meta; y entonces casi sin pensarlo, solo proponiéndotelo habrás llegado a casa.
¿Y que si confiaste con el alma y tu corazón en la persona equivocada, te defraudaron y sientes una gran decepción? ¿Es esta acaso la única persona que existe en el mundo? ¿Es el único ser humano que existe o existirá en tu vida? ¿Cuantos otros en los que has confiado te han dado lo mismo que tu les has brindado a cambio? Porque sí has recibido amor, amistad, confianza, bondad, compasión, empatía, comprensión de quienes sinceramente te aman.

La balanza siempre nos da saldo positivo si hemos sabido aprender de cada tropiezo, recaída, subida empinada y decepción. Sólo depende de ti como seguir adelante. Puedes quedarte estancado en cada uno de estos sucesos y vivir allí, en el pasado, lamentándote y culpando a la vida u a otros por tu mala suerte. O puedes sonreír, mover tu cabeza decirte ahí vamos una vez más y sacudirte bien fuerte el pasado de tu cuerpo, tu espalda y tus hombros para vivir el presente y encarar el futuro cien veces más liviano.
Así es la vida, una de cal y una de arena, un día sol y al otro lluvia, algunas buenas y otras no tan buenas. Todo cambia, nada permanece para siempre, la vida es un devenir continuo. Solo aquellos que nos han elegido y hemos elegido verdaderamente con el corazón y el alma abiertos serán a los que veamos y estarán en cada uno momento. Lo demás, los otros, son solo transitorios, etapas, eventos, gentes que debes conocer, vivir y atravesar para seguir creciendo.
A menos que pongas tus pies, cuerpo y mente en cemento y decidas cerrar tu corazón a la vida y estancarte hasta el día de tu final.
Ser o no ser, sentirte feliz o miserable, reír o llorar, amar u odiar.
Sólo depende de ti…

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