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22 nov 2015

Cosecharás tu siembra


Me duele despertar cada mañana y que las tapas de los matutinos estén cubiertas de malas noticias. ¿Será que solo cosas malas pasan en el mundo? ¿O será que una nube gris cubre nuestro optimismo y no nos permite ver todo lo bueno que también pasa?
Me duelen los fanatismos e ideologías religiosas, políticas y sociales que dividen al hombre en lugar de unirlo, que pelean en lugar de dialogar, que siembran el odio en lugar de la paz, que en pos de ser dueños del poder o de la verdad no vacilan un segundo en bombardear con granadas, acciones o palabras una ciudad, un país o una sociedad.
Me duelen París, Madrid, New York y Buenos Aires con sus atentados terroristas que dejaron centenares de muertos, ciudades devastadas por el horror de lo que está pasando en el jardín de casa sin que decidamos de una vez por todas darnos cuenta; y comencemos a exigirnos y a exigirles a nuestros gobiernos menos discursos y más acciones que unifiquen a la humanidad y ayuden a consolidar la paz.

Me duelen Irán, Palestina, Iraq, Israel, Gaza y todos los países en los que se ha perpetuado una guerra eterna en nombre del Corán, cuando en realidad se trata de una lucha de poderes, de intereses económicos de magnitud mundial; y todos participan y son parte o contraparte pero no en busca de la paz para esos pueblos mutilados, sino de un pedazo del pastel que queda por repartir.
Me duele que los dos dirigentes políticos argentinos, candidatos a presidentes, en el debate del día de ayer previo al ballotage; solo hayan mostrado que buenos que son haciendo acusaciones sobre el pasado, que fácil resulta hacer recuento de lo que se hizo mal y cuánto cuesta el intercambio de ideas para soluciones en lugar de las discusiones. Cuánto más sencillo es bregar por la unión de la sociedad Argentina y trabajar todos juntos, en lugar de instaurar la división y pelear unos contra otros. ¿Por qué nos cuesta tanto el aprender de los errores del pasado y no volver a repetirlos?
Me duele que esto sea lo ven, escuchan y practican a diario nuestros niños y adolescentes. Porque ellos miran las noticias, escuchan lo que los adultos hablamos, y viven en el día a día tanto en la calle, en el colegio como en sus hogares la realidad que hemos construido para ellos. Y somos nosotros los responsables de lo que les enseñemos hoy con nuestro ejemplo, porque eso es ellos serán en el futuro. Así lo fue ayer, así lo es hoy, así lo será siempre: “cosecharás tu siembra”.
Por ello antes de actuar, hablar o hacer recuerda estas sabias palabras escritas en un antiguo proverbio “Todo lo que siembras cosechas, todo lo que das recibes y todo lo que haces a los demás te lo haces a ti mismo.”
Que tengas un lunes de buena cosecha!

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