Si hay algo a lo que nos cuesta mucho adaptarnos es a los imprevistos. Las personas solemos tener la costumbre de querer tenerlo controlado, hacemos planes cada día, apuntamos las tareas pendientes en la agenda y construimos expectativas sobre lo que deseamos para nosotros mismos e incluso para los demás.
Hasta que, de pronto, surge lo imprevisto, aquello con lo que no contábamos y que, de algún modo, frustra nuestros ideales, nuestros objetivos. ¿Cómo afrontarlo? ¿Cómo aceptar que en ocasiones la fatalidad o algo negativo va a irrumpir de pronto en nuestra vida?
No es fácil. Ahora bien, hemos de aprender a ser un poco más flexibles para asumir lo imprevisto, comprendiendo además que la vida no es solo “lo que te pasa”, sino el modo en que le haces frente, es decir, en “cómo lo piensas”.
Hablemos hoy sobre ello.
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