Cuando una pequeña llama de conciencia se enciende en una persona, ya no es fácil de apagar, y esa llama va creciendo y propagándose por medio de los corazones más cercanos, y luego crece en forma exponencial hacia los corazones más duros, que tarde o temprano se encenderán por la luz masiva que los ilumine.
Comparte simbólicamente esta llama para que llegue a donde tenga que llegar.
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