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8 abr 2015

Mi cambio hacia la realidad

Hoy voy a hablar de la crisis de dolor que he pasado. Porque aunque más distanciadas en el tiempo, todavía las hay, y las habrá.Porque quiero mostrar el proceso tal y como lo vivo, tal y como es, real, y sin condicionantes.Lo bueno de haber tocado fondo es que solo queda subir. Pero lo malo de empezar a subir es que, cuanto más arriba estás, más dura va a ser la caída, si caes. Y más duro es volver a tener dolor cuando habías dejado de tenerlo.Tras quince años de dolor constante, me había acabado acostumbrando al dolor, a la tristeza, al miedo, y a la soledad. Me faltaba muy poco para resignarme a una vida sin vida.Cuando perdí a mi madre mi salud empeoró. Sin yo saberlo, era el principio de los peores años de mi vida hasta el momento, y espero que de mi vida en general; Pero como no hay mal que cien años dure, un día volvió a salir el sol. Tenía a una buena persona a mi lado,a mis hijos,estaba dispuesta a mover cielo y tierra para dar con la causa de mis terribles dolores. Fuimos a fisioterapeutas, osteópatas, kinesiólogos, y a todo lo que se nos ocurría. Cambiamos el viejo colchón de casa por uno nuevo y todo lo que hacíamos iba enfocado a mejorar mi salud, aunque esa mejoría no llegaba.


Llegó el diagnóstico,y con él, el miedo, la incomprensión, la incertidumbre y la rabia. Y tras meses de sufrimiento, volvió a salir el sol. Empecé a conocer la enfermedad, a descubrir los hábitos que me hacían sentir mejor, y a no necesitar los fármacos. Empezaba a sentirme mejor,hasta que pase un situación,otra ves difícil,cambios de ciudad,de rutina,de amigos,hicieron que los avances que había conseguido durante varios meses, empezasen a parecerse más a un sueño que a una realidad. Volvieron las grandes contracturas, el dolor en los brazos y el cansancio, que con la ayuda del quiromasaje pude soportar, nos hacía mantener el ánimo arriba.Pero de la misma manera que lo malo no es eterno, lo bueno tampoco, y en este caso además, duró poco. Con lo imprescindible que podía caber en un coche y pocos días para organizarnos, nos dirigíamos a una nueva morada, la décima por la que paso. Sabía que me iba a tocar renunciar a esas comodidades que por fin estaba consiguiendo tener, pero preferí pensar en las cosas buenas que podían estar esperándome. Pocos días después del traslado, llegó la crisis de dolor en la que me encuentro.El estrés de las circunstancias, el viaje,los chicos,como se iban a acomodar,estar fuera de casa, extrañar tu cama, tu sofá, y no tener muchas de las cosas que necesitas, han hecho que mis dolores aumenten. Han vuelto las grandes contracturas, el agotamiento, el terrible dolor en los talones, el desánimo, la desesperación, y el silencioso grito de auxilio en las noches en las que los muelles del colchón se clavan en los músculos como dagas.lo he pasado encerrada en casa,ausente. Y no es que sea muy asidua a la parafernalia, pero es una forma de ejemplificar la soledad del enfermo de fibromialgia.Van pasando los días, y poco a poco me voy acostumbrando a los cambios. El dolor va variando en intensidad y hay noches en las que, incluso, descanso.Sé que un día el control del dolor llegará. Por eso, me quedo con lo bueno, pero mañana. Hoy, voy a permitirme el lujo de llorar,Mañana seguiré buscando las piezas del puzzle que me faltan.

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