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12 ene 2016

ESTRÉS EN LA VIDA LABORAL, SOCIAL, FAMILIAR.


Actualmente el ritmo de vida y las horas laborales no son equiparables a los ratos de descanso y esparcimiento, si a esto se suman las horas de desplazamiento y tránsito, cúmulos de gente, contaminación ambiental, auditiva y visual, tendremos como resultado un aumento en la predisposición a padecer múltiples enfermedades; respiratorias, digestivas y nerviosas, ya que al incrementar los grados de estrés nuestro cuerpo se vuelve más propenso a estos padecimientos.
El término estrés proviene de la física y la arquitectura y se refiere a la fuerza que se aplica a un objeto, que puede deformarlo o romperlo. En la Psicología, estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los cuáles nos encontramos con situaciones que implican demanda fuerte para el individuo lo que puede agotar sus recursos de afrontamiento.
El estrés puede ser definido como el proceso que se inicia ante un conjunto de demandas ambientales que recibe el individuo, a las cuáles debe dar una respuesta adecuada, poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento. Cuando la demanda del ambiente (laboral, social, familiar etc.) es excesiva frente a los recursos de afrontamiento que se poseen, se desarrollarán una serie de reacciones adaptativas y movilización de recursos que implican activación fisiológica. Esto incluye una serie de reacciones emocionales negativas (desagradables), de las cuáles las más comunes e importantes son: ansiedad, ira, frustración y depresión.

¿Qué es el estrés laboral?
Entre los factores desencadenantes de distintos problemas de salud relacionados con el estrés laboral, destacan; deterioro de las relaciones interpersonales, absentismo y disminución de la productividad, sólo por mencionar algunos.
Los altos costos personales y sociales generados por el estrés laboral, han dado lugar a que organizaciones internacionales como la Unión Europea y la OMS insistan cada vez más en la importancia que tiene la prevención y el control del estrés en el ámbito laboral.
El estrés supone una reacción compleja a nivel biológico, psicológico y social. La mayor parte de los cambios biológicos que se producen en el organismo cuando está sometido a una reacción de estrés no son perceptibles para el ser humano y se precisan procedimientos diagnósticos para determinar el nivel de la reacción. Sin embargo, a nivel psicológico muchos síntomas producidos por el estrés pueden ser fácilmente identificados por la persona que está sufriendo dichos cambios. La reacción más frecuente cuando nos encontramos sometidos a una reacción de estrés es la ansiedad.
Síntomas frecuentes de ansiedad:
1.- A nivel cognitivo-subjetivo:
Preocupación
Temor
Inseguridad
Dificultad para tomar decisiones
Pensamientos negativos sobre uno mismo
Temor a que se den cuenta de nuestras dificultades
Temor a la pérdida del control
Dificultades para pensar, estudiar y/o concentrarse
2.- A nivel fisiológico:
Sudoración
Tensión muscular
Palpitaciones
Taquicardia
Temblor
Molestias en el estómago
Dificultades respiratorias
Sequedad bucal
Dificultad para tragar
Dolores de cabeza
Mareos
3.- A nivel motor u observable:
Fumar, comer o beber en exceso
Intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, tocarse, etc.)
Ir de un lado a otro sin finalidad concreta
Tartamudear
Quedarse paralizado
Llorar
El estrés, además de producir ansiedad, puede producir enfado o ira, irritabilidad, tristeza, depresión, frustración y otras reacciones emocionales, que también podemos reconocer; además de estas reacciones emocionales podemos identificar claramente otros síntomas producidos, como son; el agotamiento físico y la falta de rendimiento.
Finalmente, si el estrés es muy intenso y se prolonga en el tiempo, puede llegar a producir enfermedades físicas y desórdenes mentales, en definitiva problemas graves de salud.
CÓMO LIDIAR CON EL ESTRÉS EN LAS ENFERMEDADES REUMÁTICAS
Cuando se padece alguna enfermedad reumática como artritis reumatoide, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica; es fácil experimentar estrés debido a las limitaciones físicas causadas por la rigidez y el dolor.
Diversos estudios han demostrado que el estrés causa un aumento en la sensibilidad al dolor. Además, se ha encontrado que el estrés aunado a la depresión propicia la fatiga, el aumento o pérdida de peso y el debilitamiento del sistema inmunológico.
Por estas razones es muy importante que las personas que padecen de enfermedades en las que se sufren periodos prolongados de dolor, lleven a cabo acciones que les permitan hacer frente al estrés.
¿Cómo saber si tengo estrés?
El estrés se manifiesta mediante síntomas físicos y emocionales, por ejemplo; se siente ansiedad, impotencia, falta de concentración, problemas de memoria o nos hace sentir fuera de control. Físicamente, provoca dolor de espalda y de cuello, dificultad para dormir, pérdida de cabello, fatiga y malestar estomacal.
Consejos para reducir los niveles de estrés; algunas recomendaciones que te pueden ayudar a reducir los índices de estrés en tu vida:
1.- Sé realista sobre las cosas que puedes y no puedes hacer; muéstrate abierto ante la ayuda de otras personas.
2.- Cuando te sientas bajo presión o en tensión, haz cosas que te relajen: escucha música, respirar profundo, sal a tomar aire fresco.
3.- Lleva una alimentación saludable.
4.- Procura adquirir hábitos para dormir bien.
5.- Organiza tus tiempos y horarios: créate rutinas, evita la
desorganización.
6.- Acepta la ayuda de otros en actividades que se te dificulte
realizar.
7.- Céntrate en lo positivo de cada cosa.
8.- Haz ejercicio.
9.- No te quedes con tus sentimientos para ti mismo, cuéntaselos
a un amigo o lleva un diario donde puedas desahogar tu sentir.
10.- Dedica un tiempo en tu día a la relajación.
11.- Practica meditación, yoga, tai chi, terapia psicológica o
espiritual.
12.- Evita situaciones, personas, relaciones, lugares tóxicos.
13.- Aprende a poner límites y a decir no, sin sentirte culpable.
14.- Es importante considerar que todo esto es complementario al tratamiento médico que en ningún momento debe suspenderse, ya que las enfermedades como tales son reales y si existen, por lo cual solo son medidas adicionales para complementar una atención multidisciplinaria sin dejar de lado la medicación, el tratamiento médico y las recomendaciones de su especialista.
A menudo, las personas con Fibromialgia se han sometido a muchas pruebas y han consultado a múltiples especialistas en busca de respuestas, con frecuencia se les dice que puesto que su apariencia es buena y los resultados de los análisis son normales, no sufren de ningún trastorno verdadero. Es posible que amigos y familiares, además de algunos médicos, duden de la veracidad de sus síntomas, lo cual puede aumentar su sentimiento de aislamiento, culpabilidad e ira.
Tanto usted como su familia, como su entorno laboral o social deben comprender que la fibromialgia provoca dolor y agotamiento crónicos. Debe asumir un papel activo en el control de este trastorno, haciendo ejercicio con regularidad, educándose sobre su afección y aprendiendo a implementar técnicas de relajación y estrategias para controlar el estrés.
En un estudio de investigación sobre cómo se sintieron las personas una década después del diagnóstico, la mayoría se sintió mejor después de modificar su estilo de vida y de recibir tratamiento. Mientras que 9 de 10 personas con fibromialgia trabajan a tiempo completo, el 30% ha tenido que cambiar empleos y un 30% ha cambiado las responsabilidades de su trabajo. Algunos individuos con fibromialgia tienen síntomas tan graves que no pueden desenvolverse bien laboral o socialmente. Estas personas podrían requerir mayor atención como la ofrecida en un programa de un centro multidisciplinario para el control del dolor, que emplea médicos especialistas, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, trabajadores sociales, enfermeros, profesionales de la salud mental, consejeros de rehabilitación y especialistas del sueño.
Su médico de cabecera o reumatólogo pueden darle información sobre centros de manejo del dolor o programas similares.

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