Las personas que están y las que pasaron

Hoy en una conversación casual, recordé personas que hace mucho que no veo, algunas porque las vida las va llevando por caminos diferentes y a otras básicamente porque no quiero.
Me sorprendí sonriendo recordando algunas de ellas y frunciendo el ceño mientras aparecían otras en mis recuerdos.

Me quedé pensando en esas personas y en el paso del tiempo.
En el tiempo porque fue mi aliado en el aprendizaje de reconocer y quedarme con los vínculos buenos. Y en las personas porque están las que se quedaron y las que aparté o se fueron yendo.

Las que están son las que elijo para mi vida. Y puedo decir, a diferencia de otros momentos, que lo que digo es totalmente cierto.

Las que elegí que no estén, son personas con las que hice vínculos que no quise sostener. Sin embargo son personas que pasaron para algo, que tuvieron que hacerlo, porque cada una de ellas me dejó un aprendizaje. Es que con ellas aprendí lo que no quiero, si, lo que no quiero hacer, lo que no quiero que me hagan, lo que no quiero ser y lo que no quiero que sean conmigo.

Volviendo al principio, nada es casual, tampoco la conversación que disparó mis recuerdos. Cada una de las personas con las que nos encontramos a los largo de la vida pasan para algo: para que elijas lo que querés, lo que no querés, para que seas feliz, para que aprendas, para que atravieses momentos difíciles, para acompañarte a crecer, para decir no por primera vez, para aceptar, para perdonar, para ponernos en el lugar del otro, o simplemente para vivir un cálido momento. Momento que con el correr del tiempo y en alguna conversación no tan casual quizás recuerdes sonriendo.