No hay ningún Dios,
excepto el Dios que conoces como
la vida fluyendo a través de tus venas
y esta maravillosa sensación de
ser libre a pesar de las circunstancias,
a pesar del juicio y la burla
de los demás, a pesar de las dudas y
los temores y
de la total ausencia de
un punto de referencia.
la vida fluyendo a través de tus venas
y esta maravillosa sensación de
ser libre a pesar de las circunstancias,
a pesar del juicio y la burla
de los demás, a pesar de las dudas y
los temores y
de la total ausencia de
un punto de referencia.
Desde ese día,
todo tu mundo se vino abajo
y dejó de importarte
lo que pensaran de ti.
El día en que tu corazón fue atravesado,
el día en que por vez primera sentiste alivio
en la herida misma.
todo tu mundo se vino abajo
y dejó de importarte
lo que pensaran de ti.
El día en que tu corazón fue atravesado,
el día en que por vez primera sentiste alivio
en la herida misma.
No hay ningún libro sagrado, excepto
el que tú mismo escribes con cada aliento,
dictado a través de la inspiración,
impreso a través de la exhalación,
el libro que recorres, pasito a pasito,
el que tú mismo escribes con cada aliento,
dictado a través de la inspiración,
impreso a través de la exhalación,
el libro que recorres, pasito a pasito,
cuando vas al trabajo, o cuando vas a buscar a los chicos,
el libro que se silba en el limpio y
fresco aire de la mañana, sin importar
quién escucha o deja de escuchar, con
los pájaros como tu fiel congregación,
la gente sola en la parada de autobús, esperando en paz,
la nubes quietas y firmes
en su propio Amén.
el libro que se silba en el limpio y
fresco aire de la mañana, sin importar
quién escucha o deja de escuchar, con
los pájaros como tu fiel congregación,
la gente sola en la parada de autobús, esperando en paz,
la nubes quietas y firmes
en su propio Amén.
No hay ninguna religión, excepto este misterio,
reconociendo al otro como tú mismo,
luchando por la flama que no se puede ignorar
o extinguir, o creer
(está demasiado cerca para ser creída),
eso que brilla con la verdad
detrás de cada par de ojos,
una batalla ya ganada
incluso antes del mundo.
reconociendo al otro como tú mismo,
luchando por la flama que no se puede ignorar
o extinguir, o creer
(está demasiado cerca para ser creída),
eso que brilla con la verdad
detrás de cada par de ojos,
una batalla ya ganada
incluso antes del mundo.
La respuesta está reflejada
en la pregunta, siempre.
en la pregunta, siempre.
No hay ningún Dios, excepto
el Dios misericordioso de las
excepciones.
el Dios misericordioso de las
excepciones.
Demasiado vasto para ser contemplado.
Demasiado cerca para ser creído.
Demasiado cerca para ser creído.
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