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17 dic 2015

Porqué la compasión es tema para la Psicología


En la esfera de la vida personal al sentir compasión y ser coherentes con ella, se presentarán millones de obstáculos y decisiones, incluso para aquellos que luchan todos los días para mantener su compasión, se vuelve una batalla demasiado fácil de perder.
La investigación científica está llena de estudios que demuestran los beneficios que trae la compasión, no sólo a los que la reciben, sino también para aquellos que la sienten. La compasión se considera una gran virtud, tal vez la más grande, algo que la mayoría de nosotros aspiramos a sentir en abundancia. Sin embargo, la sensación es que sorprendente-mente difícil de ejercer. Hay muchas razones para esto: nos enfrentamos a gente muy refractaria, sentimos ira y corremos el peligro de actuar impulsiva-mente haciendo a los otros lo que ellos nos hicieron, sentimos temor de defraudar a alguien que nos necesita y damos por demás, sobrepasamos los límites de lo que podemos dar y así nos dañamos y dañamos a los otros o… no damos cuando es necesario dar.

Debido a que todos necesitamos sobrevivir acabamos siendo un tanto egoístas. Nuestros deseos a menudo entran en conflicto con los deseos de los otros y no podemos discernir cuando negociarlos y cuándo no hacerlo. En el cuidado de los demás y atendiendo a sus necesidades, a menudo nos descuidamos a nosotros mismos y luego nos volvemos resentidos, proyectando nuestra incapacidad para establecer los límites apropiados en los demás. También estamos tan ocupados en los asuntos del día a día que a menudo no nos detenemos para ayudar o ni siquiera sabemos cómo hacerlo. Después de todo, el parar para actuar desde la compasión podría representar una interrupción en nuestros planes que podría inducirnos a perder la posibilidad personal para sobrevivir ¡Tan competitivo es el mundo de nuestros días!
A la luz de lo expresado se hace fácil ver lo difícil que es actuar equilibradamente desde la compasión sin contemplar los procesos psicológicos en juego. Si no nos conocemos, si no sabemos cómo son o de dónde provienen nuestras emociones difíciles, actuaremos con enojo o culpa, adhiriéndonos a situaciones y a personas. Si no nos auto observamos será difícil no actuar desde nuestra sombra, una instancia que nos moverá a dar como ciertas nuestras creencias subjetivas más que a definir una clara apreciación de la realidad.

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