Y si te duele decilo, si te hace daño contalo. Si oprime déjalo que salga. Porque lo que queda atrapado en el corazón lo lastima, lo hiere, lo mata.
Llora y gritá con rabia si te hace falta. Que salga de adentro lo que corre, no permitas que te atrape.
No te prives de ser libre de ataduras de otros tiempos. La peor trampa es negar lo que aunque no quieras te desgarra.
No dejes que te convenzan para que te muestres fuerte. No es malo mostrarte vulnerable, incluso te engrandece. Y además si no lo hicieras como podría alguien ayudarte.
Si el niño llora cuando le duele, por qué el adulto aguanta? El llanto transforma en agua las angustias del alma.
Dejá que broten tus lágrimas para que el dolor se vaya.
No conviertas tu cuerpo en envase de rencores y dolores, abriles la puerta, dejalos que salgan.
No conviertas tu cuerpo en envase de rencores y dolores, abriles la puerta, dejalos que salgan.
Hacelo y comprobá lo brutal de la descarga, que aunque tus pesares sigan existiendo lo que aparece es calma, que aunque lo que te hizo daño no se haya ido, el corazón queda tranquilo.
Hacelo y comprobá que una vez que fugó esa angustia, que se liberó esa carga y aparece la calma, te lo agradece el cuerpo y se regocija el alma.
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