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4 ene 2021

La vida de un enfermedad crónica

Ya no sé si es un día cualquiera
El mejor o peor día de mi vida
Ya no tengo noción de lo que vendará mañana
Sí estaré contenta
Feliz o agotada
No digo mal
Porqué no me gusta, ni cómo suena
Ni sentirme asi.
A pesar de lo que puedo sentir y vivir
Siempre buscó la mejor parte de mi historia
Ser positiva y no sentirme
Ni más, ni menos qué nadie
Simplemente ser consciente, qué es lo qué nos toca a cada uno
A veces sueño con una vida normal
Gimnasio
Una tarde de plaza
Una bella mañana en el campo
O simplemente amanecer cómo lo hace la qué madruga cada mañana
Y sale con toda la energía del mundo
Si lo he soñado
Qué mi cuerpo un día me diga
Anda hoy te doy el día libre
Y si pasará me tiro del avión con paracaídas
Subo el cerro y bajo diez veces 😉sería fantástico
Pero no es así
Aúnque mi cara diga, al resto qué me veo muy bien
Y si la verdad qué ya a esta a alturas
Nada me parece raro
Pero me mata las ganas
Las cargas de no pasar un día sin medicación.
¡¡Qué se yo!!! 
La vida es una y se vive cómo se puede
Se qué hay cosas peores y que no soy la única
Pero pienso en un día...
Qué haya pasado todo el día sin sentir la necesidad de volver para acostarme
Y quedarme con los ojos abiertos
Porqué el salir hasta un rato a dar vueltas me acelera y pierdo el sueño y mis dolores pasan facturas y cada día sin más intensos
Mis noches máximo y mucho son 3 a 4 horas de sueño
Sin contar qué siento hasta el alfiler qué cae al suelo
Recuerdo 17 años antes de saber qué tenía
Llorar a la noche porqué mis piernas dolían, ardian y mi cabeza estába en una montaña rusa, los zumbidos en mía oídos, qué me hacían gritar de dolor, la sensación de que tu cabeza está en las brazas, relativo arde el cuero cabelludo y miles de síntomas más...
Y al otro día era un zombie, qué se levantaba sin saber qué era soñar o descansar.
No digo que me acostumbré
Porqué ahí, muy en el fondo una negociación entre mi mente y mi cuerpo
Quién arranca primero y a veces, ni negociando resulta
Pasé por miles de terapias, médicos, psicólogo
Hasta brujos, medicinas alternativas, terapias milagrosas, yerbas qué prometen un cielo y nada.
No creó en los milagros en frascos
Ni en la pastilla mágica
Creó en mi y en mi ganas de disfrutar hasta el último momento
Aúnque sean cortos
Pero lo intento y lo valgo.
No creó en que haya un culpable
Ni mucho menos un embrujo o una maldición.
Porqué el lado bueno y amable de toda mi vida Es todo lo qué aprendí y lo sigo haciendo
Todo lo que logré, dejé atrás, cosas qué jamás pensé que haría o diría y amo cada día.
La vida en primera persona me enseñó a ser sin pretender
Seguir al ritmo qué mis pasos me dicten
Explicaciones ya no las doy
Se sienten cómo excusas justificando algo qué ni yo misma entiendo 
Y en algun tiempo me hizo odiarme y sentir culpable
De no poder
De no seguir el ritmo de los demás
O simplemente ser más atenta
Porqué hasta eso con el tiempo se pierde
La atención
La concentración.
Hoy es un día normal según mi agenda
Salí a caminar
Subí al cerro en moto y pase un día magnífico Pero llegó y nesecito diez chinas caminado en mí espalda, sacarme el dolor de cabeza que ya es insoportable, mí espalda que no sabe su recostarse o tumbarse al suelo
Mañana quizás...
No sé, pueda otra ves, hacerlo 
La verdad que ya no me importa
Soy lo que soy... 
Con un historial largo y frío de contar. 
¡Así es! 
Yo en mi lugar
Me felicitaria por despertar
Por siempre buscar las ganas debajo de la alfombra y salir al mundo como que nada sintiera
Sentir cada día cómo el último
Nada más qué un pasó a la ves
Y si cometo errores
Me satisface, qué me corrijan
Aúnque a los diez segundos lo olvidé
Esa es mí vida y no la elegí, ella me eligió a mí Se y creó qué por alguna razón
Cuento hasta diez y vuelvo a empezar cada día... 
                                  Natalia Yarad

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