Fibromialgia y aceptación
Recién diagnosticada de fibromialgia, una reumatóloga me dijó que tenía que aceptar el dolor crónico y aprender a vivir con él
En ese momento (con 20 años) mi impulso fue decirle un par de cosas, pero opté por callarme y salir de la consulta entre lágrimas; algo bastante habitual en aquella época, por cierto…
Pensé que la reumatóloga estaba loca. Cómo iba yo a vivir con tanto dolor y, lo que me parecía mucho más difícil, cómo iba a aceptar ese dolor, de por vida…
En aquel momento la palabra aceptación me pareció ridícula y algo imposible de alcanzar.
Pensaba que quizás pudiera llegar a conformarme con mi nueva situación, pero aceptarla… ¡nunca!
Ahora miro atrás y veo las cosas de forma muy diferente.
Después de años de buscar información sobre la fibromialgia y el dolor crónico, y desde una nueva perspectiva, me doy cuenta de que estaba equivocada, ya que desconocía la importancia de la aceptación del dolor en la fibromialgia…
Cuestionario de aceptación del dolor crónico
Cuestionario de aceptación del dolor crónico
La aceptación va encaminada a tolerar una situación, saber que la vida es así y no todo puede ser bueno, pero inclinándose hacia la acción.
Se puede convivir con esa situación desagradable sin que eso cause un malestar exagerado.
A pesar de vivir bajo una circunstancia que no nos gusta, se logra centrar el interés y el foco de atención hacia otras áreas, se intentan abrir nuevas puertas.
Aceptación es dejar de hacer todo lo que no sirve: desmontar los círculos viciosos y potenciar el tratamiento médico adecuado.
Aceptar es abrirnos a experimentar los sucesos y las sensaciones completamente, plenamente y en el presente, como son y no como tememos que sean.
Aceptar es tomar conciencia de las limitaciones que conlleva el dolor crónico. Es seguir haciendo aquello para lo que valemos de acuerdo a nuestras capacidades, aúnque esto signifique que tenemos que adecuar nuestras metas a nuestras capacidades limitadas por un dolor crónico.
Aceptar no es quedarse con el sufrimiento que se tiene, la aceptación disminuye el sufrimiento e incluso inicia proceso psicofisiológico de la habituación, por el que el dolor se hace más tolerable porque nos habituamos a él.
Habituándonos a las sensaciones disminuye la ansiedad, el miedo y la depresión, tendremos menos sensaciones asociadas al dolor y continuaremos comprometidos con un nuevo papel social con valores propios.
Pero, por supuesto, no es algo fácil. Aceptar el dolor es una experiencia muy dura y puede precisar de una terapia psicológica.
En mi caso, tuve la suerte de contar con la ayuda de una de las asociaciones de fibromialgia de mi ciudad y su psicóloga, y aquello fue mi “salvación”.
Así que desde aquí, os animo a abrir la mente y buscar apoyos para empezar a ver la fibromialgia y el dolor crónico desde otra perspectiva, para así poder empezar a adaptar ciertas cosas y disfrutar de la vida a pesar del dolor 😉Dolor agudo y dolor crónico
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