Crecer y mirar todo con los ojos tiernos de un niño, puede volverse un gran propósito para vivir.
Mí vida se fue volviendo más real y profunda, a medida que me impulsaba la manera que me trataban.
Siempre supe y sentí que no era débil, era sobreviviente, que no era víctima, era buscadora de curas mágicas, tanto en lo físico como en lo mental.
Me sostenía mí fe o mí ambición de saber siempre más allá de todo lo que un médico me podía decir.
Muchas veces llore en silencio o escondida en el baño, porqué no lo niego me senti pérdida, abatida, confundida, hasta muchas veces abandonada.
Pero si algo recato, destacó y me siento orgullosa, jamás baje mis brazos.
Tuve muchos días en pausa y los tengo, tuve muchos días que no entendía cómo puede doler tanto, físico, leí en internet síntomas, miles y yo los tenía a todos y me asustaba la idea de morir cada día, pero por dentro...
Pero siempre aunque me cueste explicarlo, encuentro una pequeña salida ,para revivir cada día, para levantarme y sonreírme frente al espejo y decir, gracias por sostenerme en mis días buenos, malos y lo mejores y los peores.
Y esos que son eternos, gracias ☺️ siempre Gracias...
En mí vida aprendí mucho sobre mí y es gran cosa, aprender de alguien que tiene las mil enfermedades en una, así me dicen mis amigas.
Y es así aprendí a quererme en cada uno de mis momentos.
Aprendí a ser yo, con todas mis otras yo...
Cómo siempre digo un paso a la vez, un día a la vez, nada nos apura, vinimos para vivir cada momento con mucha intensidad.
Y eso lo hago muy bien...
Natalia Yarad
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