Una mala alimentación con exceso de sal y de alcohol, y falta de proteínas y nutrientes.
Una vida muy sedentaria.
Fluctuaciones hormonales (embarazo, menopausia).
Trastornos hepáticos, cardiacos o renales, que hacen desequilibrar la balanza y provocan que los tejidos acumulen fluidos.
Uso de ciertos medicamentos...
Todos estos factores contribuyen a esa pesadez y malestar general provocado por este problema.
Una vida muy sedentaria.
Fluctuaciones hormonales (embarazo, menopausia).
Trastornos hepáticos, cardiacos o renales, que hacen desequilibrar la balanza y provocan que los tejidos acumulen fluidos.
Uso de ciertos medicamentos...
Todos estos factores contribuyen a esa pesadez y malestar general provocado por este problema.