El cambio es una de las ideas más difíciles de aceptar y, sin embargo, es una de las experiencias más importantes para el crecimiento espiritual. La mayoría de nosotros tiende a resistirse al cambio y nos aferramos a lo que nos resulta familiar. Aun cuando sabemos que el cambio es para mejor, nos quejamos del proceso. Mudarse de ciudad, planear una boda o sobrevivir al primer día en un nuevo trabajo son todos ejemplos de transiciones positivas de la vida que pueden ser muy estresantes. Si tuviéramos la opción, muchos escogeríamos escapar de la transición, como si simplemente llegar a la siguiente etapa de la vida sin enfrentar los desafíos fuera mejor.
Los kabbalistas enseñan que el proceso es el propósito. El dolor, los fracasos y la lucha que sentimos a medida que nuestra vida cambia son donde encontramos las lecciones de vida más valiosas. Este es un trabajo espiritual importante. No obstante, en medio de las difíciles transiciones de la vida, a menudo anhelamos la facilidad y la comodidad. En cambio, los kabbalistas escogen encontrar alegría en estas experiencias, sabiendo que dentro de ellas hay muchas bendiciones ocultas.
Sentir alegría en los momentos desafiantes requiere que alteremos la forma en que pensamos, sentimos y vivimos. En lugar de ver el cambio como un obstáculo que evita que encontremos plenitud duradera, nos conviene más observar y aceptar las formas en las que el cambio puede despejar el camino para que la alegría entre en nuestra vida.
De acuerdo con Michael Berg: “Debemos entender qué podemos hacer proactivamente para asegurarnos de que nos estamos impulsando hacia el proceso de traer más alegría y felicidad a nuestra vida”. Cuando el cambio no es visible en el horizonte, considera encontrar una forma en la que puedas salir de tu zona de comodidad para activar el cambio en tu vida. Pregúntate: ¿Qué hábitos negativos puedo romper? ¿Qué pensamientos negativos debería borrar? ¿Cómo puedo cambiar mi naturaleza para ser más generoso y gentil con los demás?