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23 ago 2015

Intestino delgado:

El intestino delgado es la continuación del duodeno, su movimiento es constante y su función esencial es la absorción de los nutrientes, este conducto enlaza con el intestino grueso donde se deposita lo que el cuerpo no necesita.
Aquí se obtienen los innumerables nutrientes corporales. Además de incorporar otros productos químicos, las partículas más pequeñas de la alimentación atraviesan las paredes del intestino delgado y se transportan a través de la sangre hasta el hígado: los aminoácidos, el azúcar, las grasas, etc. El intestino delgado mide unos seis metros de longitud y tiene un diámetro de unos tres centímetros.
El intestino cambia, las células de su interior se renuevan cada dos días. Tiene una conexión con el cerebro muy potente, estando unido a él por cien millones de neuronas, por lo que es un receptor-emisor de emociones ultrasensible. Cuando algo en el exterior nos impacta emocionalmente y no podemos asimilarlo, el intestino enferma.
El enfermo del intestino delgado suele ser una persona que analiza todo en exceso, da demasiada importancia a los detalles y es muy aficionado a la crítica: siempre tiene algo que decir. Muestra una gran dificultad en asimilar y aceptar lo que viene del exterior, aquello que no conoce y que teme puede penetrar dentro de él. Suelen ser personas rígidas en sus principios, “esto se debe hacer”, “esto no se debe hacer”, pudiendo llegar al extremo de la obsesión moral y el enjuiciamiento de la mayoría de los comportamientos propios y ajenos.
Es frecuente que los enfermos del intestino pasen por el psicólogo y es que, a su vez padecen sobretodo trastornos ciclotímicos, hipocondría y paranoia.
Los principales problemas del intestino delgado son:
1.-Los tumores, como secretos que no podemos asimilar.