No podemos negarlo, a veces es más fácil callarse y volver el rostro. O sencillamente, intentar pasar página aferrándonos con fuerza a la cotidianidad para intentar olvidar.
Para intentar no pensar. Pero las emociones no se disuelven sin más como el humo escapando por una ventana abierta, se acumulan y nos hieren en silencio.
Se convierten en espectros internos capaces de dañar nuestro cuerpo y nuestra mente, espectros sin forma definidos a través de nuestras experiencias, nuestros fracasos, desilusiones o pérdidas. Nadie queda libre de su influencia.
Reconocerlos y hacerles frente, es un modo de adecuado de asumir nuestra propia realidad interiorpara cuidar de nuestra salud emocional, imprescindible sin duda para nuestro equilibrio e integridad personal. Te explicamos cómo.
1. SER CONSCIENTE DE TUS EMOCIONES
No es fácil. En ocasiones la tristeza se camufla con la rabia o la ira. Podemos tener ante nosotros personas que muestran un marcado desprecio, o comportamientos desafiantes.